domingo, 8 de diciembre de 2013

Para aquí y para allá

Lo primero que hice, antes de comenzar con la quimio, fue un sinfín de pruebas. Radiografías, análisis de sangre, otra mamografía, resonancia magnética de pecho con contraste, la prueba de los huesos (sí, no me acuerdo del nombre), un tac... y seguro que se me olvida alguna más. Todas éstas pruebas son, aunque muy aburridas, totalmente necesarias para que los médicos puedan saber a qué atenerse y por dónde comenzar. La última que me hicieron fue la biopsia, o punción. En mi caso fue muy dolorosa, porque, aunque usaron anestesia, ésta no hizo efecto en las zonas de la piel afectadas por el quiste, así que tuve que sentir el dolor. Esta prueba fue determinante para saber cómo de avanzado estaba todo y qué tipo de afección tenía. Me hallaba en estadio 2, es lo único que puedo decir, no quiero ir a los informes médicos y dar datos que solo crearían confusión, llenos de palabras técnicas que probablemente nadie entenderá.

Con todo esto quiero decir que hay que tener mucha, mucha paciencia con estos trámites. Yo me hallaba muy ansiosa y quería acción ya. Pero lo único que hacía es ir y venir del hospital, y pruebas, y más pruebas. Creo que hubieron pruebas que tuve que hacer hasta dos veces. Solamente decir que el diagnóstico de mi ginecóloga fue a finales de setiembre. Y no comencé con la quimio hasta diciembre...

Tenía la sensación que cada día que pasaba era un día perdido.  Y sí, hay que ir sin pausa, pero también sin prisa. 

También quiero dejar claro que cada caso es un mundo, y, dependiendo del alcance de la afección, del nivel en que está, y del tipo de células malignas que hay, no hay un mismo tratamiento para cada persona. Yo empecé por la quimio para poder reducir los dos quistes que tenia, sobre todo el de la axila, y hacer la operación más fácil.

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